¿Otra experiencia cinematográfica?

Conclusión

No es una mala película, simplemente es otra de Gaspar Noé. Otra experiencia lisérgica del director, donde te llevará por un viaje que no es necesario comprender, simplemente vivirlo. Quizás la película pueda hablar de la Francia Noventera —Ubicación espacial y temporal de la película— pero aún así, no se centra en eso pero tampoco en las drogas. Es un recorrido por la corporeidad, la percepción y la espacialidad, todo llevado por los efectos del LSD. Una gran obra audiovisual, una película redonda, una obra más en el catálogo del francoargentino.

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Bueno. Aquí hay otra entrada semanal.
Una obra un tanto discutida. Bastante controversial pero quise hablar de ella, ya que había miradas muy distintas para un filme que llegó a sembrar la discusión. Simplemente quería ser popular.




¿Qué pasaría si el director de Enter The Void se relaciona con otra droga, se junta para rodar una película en solo quince días, donde todos son bailarines sin experiencia actoral exceptuando un par, e incluso no hay un guión totalmente definido? Sí, nace Clímax.

Hablemos de Clímax

El último largometraje del francoargentino ha venido para ser discutido. La obra a sido estrenada en el querido Festival de Sitges —Lugar donde lo adoran a Noé, por cierto— hace un par de meses y la discusión sigue. Hay gente que la pone como la mejor película del 2018, otros como la más controvertida, algunos como la mejor del director y gente que la tacha como una obra incomprensible que no va nada. Siendo sincero, no sabría en qué bando colocarme, ya que ha sido una obra que me agradó a nivel audiovisual pero como película me pareció redundante, quizás un poco sonsa.

A ver, vamos desde el comienzo.

Ya iniciando la película, Noé nos deja claro que será como sus otras obras, metiéndonos el final de la misma y mandando los créditos espléndidamente musicalizados. Luego se irá a la presentación de los personajes en modo de entrevista. Y el cast es lo más variado que puede haber, negros, blancos, argelinos, lesbianas, gays, asiáticos, etc. Y dentro de esos grupos se diferenciarán por sus actitudes: Racistas, violadores, progres, violentos, pacifistas, hipersexuales, abstemios, etc.
¿Ésto importa? Al final no, ya que la película se encargará de hacernos ver que todos tenemos pecados, actitudes y pensamientos erróneos. Así nos mostrará lo más básico del ser humano como sus instintos y placeres más carnales pero volvamos a lo anterior.

Esos primeros momentos de la película son los más calmados, ya que se tira todas las entrevistas y luego vendrá una coreografía que hará bailar a la cámara, para así seguir con el plano secuencia pero ahora con los personajes conviviendo entre ellos, ahí entrarán los únicos planos con tan poco movimiento y cargados en diálogo. Cada personaje dejará en claro a qué va y como es su relación con los demás, marcando un ritmo interesante y tan movido como el coreográfico. Aquí la fotografía y el color todavía no han hechos de las suyas al estilo Noé pero si están bien trabajadas.

Luego de la mitad de la película —Y ver los créditos— comienza el juego y la experiencia total. Un plano secuencia será lo que tendremos hasta el final del largometraje. De a poco la fotografía hará de las suyas, manejando el color de una manera caótica, haciéndote sentir incómodo y la cámara no se quedará atrás, ya que lentamente se irá inclinando y en muy poco momentos la veremos "derecha", hasta llegar al punto donde todo el mundo queda de cabeza. Así se presenta visualmente la segunda parte de la película pero narrativamente será cruda, como es de esperarse de Noé, con situaciones que te harán sentir incómodo y provocando un deseo de que todo termine lo antes posible. Está el sexo, el dolor, la muerte y el poco control que existe en tal lugar, todo juega para que te quedes pero no quieras hacerlo. Ergo, todo éste trabajo logra que luego de que se acabe la película tengamos la sensación de que nosotros estuvimos en esa fiesta y tuvimos el mal viaje de los personajes.

Todo ésto suena muy bien pero es esperado. Es Gaspar Noé nuevamente haciendo de las suyas y nada más. Tanto narrativa como visualmente es predecible, exceptuando ciertos aspectos. Obvio, todo ésto hablando dentro de la filmografía del director, ya que no hay muchas películas que se atrevan a trabajar de tal manera.

Es una dualidad, es Noé siendo Noé pero a la vez saltándose de la norma. Sólo eso.

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