¿Una experiencia cinematográfica?

Enter The Void.


 No sé por dónde tomarte, se me ocurren varios mambos sobre la vida, sobre el hombre y la muerte, planteando un punto de vista trillado en la película pero de una manera muy bien llevada, no solo cinematográficamente hablando, sino a nivel narrativo, como se plantea los hechos pero Gaspar Noé dijo que no es una película sobre la reencarnación, aclaró:
"(...)la película es el sueño de alguien que leyó el Libro tibetano de los muertos y oye hablar de él antes de sufrir un disparo. No es la historia de que alguien muere, vuelva y se reencarna; es la historia de alguien que está drogado cuando recibe el disparo y quién tiene una entonación de su propio sueño.(...)"
No sé por dónde tomarte ¿Sólo puedo hablar de lo cinematográfico? No puede ser, debe haber algo más, no puede ser así de vacío, no se puede, tal vacío no exis...

¿O sí?

Noé afirma que la temática principal de la película es vivir una nueva experiencia sensorial a través del cine, trabajando planos, movimientos de cámara, un ángulo extraño y una fotografía que se deja impregnar de las luces de neón de Tokyo pero aún así deja dos interesantes cuestiones apenas mencionadas en sus entrevistas: El vacío y la posibilidad de que la vida de Óscar continúe en un bucle infinito.
Gracias a esos dos planteamientos, Noé nos brinda la cancha para profundizar en su propio viaje de herramientas muy bien empleadas que aportan a una historia un tanto plana. Vamos paso a paso.

Como he mencionado anteriormente, la película en sí es para tener una experiencia sensorial al verla, de ésta manera Noé trabajará todo a nivel producción, adaptando la narrativa de manera que se acople a lo audiovisual, generando el efecto de que verdaderamente un alma está presenciando su vida o creando una reflexión del inconsciente, mostrando como el estado de inconsciencia de la droga o el mismo sueño no se maneja mediante las misma reglas que el consciente.

¿Cómo nos muestra ésto? La narrativa de la película sigue un hilo general que es: La vida de Óscar. Con ésta base se va ramificando en distinas direcciones pero nunca de manera concreta o "recta", debido que es una historia que se fracciona, dando saltos temporales, marcando situaciones clave, a la vez que sucesos en el presente hacen que el "alma" de Óscar vuelva a vivir ciertos sucesos, creando así transiciones sorpresivas que le dan un ritmo frenético es ciertos puntos, para luego volver a la tranquilidad y lentitud que caracteriza a un alma vagando.

La obra se mantiene en un tiempo lento, no es así durante toda la película pero los primeros 30 minutos —Teniendo una duración de 2 horas con 41 minutos— a ubicarnos, mostrar quién es Óscar y por qué se da su experiencia extracorporal, que a mí parecer son 30 minutazos que se hacen eternos, es más, toda la película se hace densa, ésto se debe a la lentitud con la que van avanzando los sucesos ya que está retratando toda la vida y después de la vida de un sujeto, así la filmación se toma su tiempo, planos de nada, de movimiento del alma, planos repetidos, secuencias repetidas, como Óscar está vagando por el mundo, cumpliendo las etapas de la reencarnación o simplemente soñando sobre ellas.

Así la película se mueve hasta que en un punto nos olvidamos que es Óscar, borrando la línea espectador-personaje, debido a que la cámara siempre es subjetiva, incluso cuando se contempla la vida del protagonista, es una cámara en 3era persona sobre el hombro ¿Es el alma de Óscar viendo su propia vida o somos nosotros, viles jueces de lo que está bien o está mal? Claramente la película anuncia con todos sus espléndidos colores que es la primera opción pero éste tipo de cámara expuesta durante tanto tiempo empieza a jugar con nosotros, donde la experiencia extracorporal deja de ser de Óscar y comienza a ser nuestra gracias las herramientas que plantea, porque no es solo la cámara, sino todo lo que la envuelve y las demás partes de la producción. Donde por ejemplo, se confunde la línea entre la música diegética y extradiegética, borrando la frontera de ficción y jugando con la misma incoherencia del inconsciente, así con los movimientos de cámara, juego de luces y lo poco que oímos siendo un alma flotante que se mueve por la ciudad a una velocidad bastante alta.

Pero ¿Qué más? Da saltos de la narrativa pero la historia es como una cualquiera. Sus personajes se profundizan pero se pierden en la lentitud de la película. La dirección de la película es tal cual como la misma lo dice, Alex explica el proceso de la reencarnación y sucede tal cual. ¿Qué me ofrece? Es como si lo que valiera es como es contada ésta historia...

¡AHÍ!

Es eso.

Aquí, en Enter The Void, no importa la historia, casi no había guión, simplemente debían improvisar para que fuera más real; aquí importa cómo se cuenta. No importa el contenido, sino el medio por donde se transmite el mismo, y Gaspar Noé sabe donde está parado, sabe que labor está manejando, sabe que está en el Cine.

Deja por un segundo una historia pretenciosa —Que si la hubiera tomado Hollywood ni siquiera la hubiera mirado, os aseguro eso— y los tropos de cómo se debería contar, decidiendo como va a hacerlo para que esa trama tome fuerza a cada minuto que avanza. No nos importará el final luego de verla, nos importaba el camino que nos llevó a ese final. Con ésto en mente se realiza un despliegue de recursos cinematográficos que es una maravilla de ver, es dejarse llevar por el paseo que quiere brindarnos Noé y no importa lo que hay en él, simplemente déjate ser maravillado por el mismo.

Creo que por eso hay que darle la oportunidad, aunque sea una vez, a Enter The Void, para entrar a su mundo y luego salir. Será un viaje de inconsciencia y de la pérdida del Yo, el cual debe ser vivido aunque sea una vez, luego uno vuelve al razocinio y a las obras que más lo llenan. No es una película buena o mala, es un filme que debe ser visto una vez y quizás, sólo quizás, volver a verlo en algún momento de la vida nuevamente pero eso queda en manos de cada espectador.

No sé cómo tomarte.

No sé dónde aferrarme.

Quizás porque no supe cómo verte.

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